Antes de decidir si tu elfo guerrero usa arco o espada, o si tu maga tiene un pasado oscuro, debes conocerlos de verdad. No solo su nombre, edad o apariencia. Hablo de sus miedos, sueños, contradicciones y ese pequeño detalle que los hace únicos, como la forma en que siempre tararean una canción antigua antes de entrar en batalla.
Haz preguntas:
¿Qué los motiva a seguir adelante?
¿Cuál es su mayor secreto?
¿Qué les duele más y qué los hace reír hasta las lágrimas?
Llena su mundo interno antes de lanzarlos al externo. Tu lector no solo querrá saber qué hacen, sino por qué lo hacen.
Conoce a tus personajes como si fueran tus mejores amigos.
1. Conecta con su edad, pero no los encasilles
El New Adult explora esa etapa difusa entre los 18 y los 25 años. Tus personajes no son adolescentes inseguros, pero tampoco adultos súper centrados. Están en medio de todo: decidiendo si aceptar ese trabajo que odian pero paga las facturas, aprendiendo a vivir solos, o llorando en su coche porque la vida les pasa factura.
Dales conflictos reales y cercanos. Ejemplo: ¿Cómo paga la renta tu protagonista mientras persigue su sueño de ser artista? ¿Cómo navega una relación que podría ser amor verdadero, pero también podría ser un desastre épico?
Clave: no todos tienen que ser estudiantes. Este rango de edad es diverso, así que explora a los que trabajan, viajan, se pierden y se encuentran.
2. Dale profundidad emocional
Tus lectores New Adult no solo quieren un personaje que les caiga bien; quieren un personaje que los haga sentir. Para lograrlo, explora sus miedos, deseos y heridas del pasado.
Los personajes planos son el peor enemigo de una buena historia. Por suerte, las imperfecciones los hacen interesantes. Un héroe que duda de sí mismo puede ser tan fascinante como un villano con un código moral inquebrantable. Piensa en el equilibrio entre virtudes y defectos: tal vez tu valiente capitán de barco también sea un testarudo incorregible, o tu bondadosa hechicera tenga un pasado lleno de traiciones.
Los defectos humanizan y las virtudes inspiran. Juntos crean complejidad y conflicto, los dos ingredientes principales de cualquier historia que atrape.
Piensa en esto: ¿qué carga lleva tu personaje? Quizás un sueño no cumplido, una relación familiar rota o esa sensación de no estar "a la altura". Haz que sus emociones sean complejas, como la vida misma.
Pro tip: usa detalles específicos. En lugar de decir que tu personaje es "solitario", muestra cómo pasa 20 minutos decidiendo si manda un mensaje a un amigo o no porque teme molestar. La clave está en los matices.
3. Dales imperfecciones encantadoras
¿Quién quiere leer sobre un personaje perfecto? Nadie. Lo que atrapa a los lectores son las imperfecciones. El chico que no puede mantener su vida en orden pero tiene un corazón de oro. La chica que parece fuerte, pero en realidad huye de cualquier tipo de compromiso.
No tengas miedo de mostrar su lado oscuro. Quizás tu protagonista sea egoísta, inseguro o cometa errores que le duelan (y de paso, duelan al lector). Esas fallas son lo que los hacen humanos, y a los lectores les encanta identificarse con ellos.
4. Haz que sus relaciones importen
En el New Adult, las relaciones son el corazón de la historia. Amor, amistad, familia… cada interacción cuenta.
No te quedes en la superficie con el romance típico de "chico conoce a chica". ¿Qué pasa si la chica tiene miedo de enamorarse porque su última relación terminó mal? ¿Y si el chico también está lidiando con su propio equipaje emocional? ¿Y si ya son rivales desde el nacimiento? Haz que su conexión sea real y complicada.
Además, no descuides las amistades. Muchas veces, los amigos en estas novelas son casi tan importantes como el interés romántico. Quizás son el ancla emocional del protagonista, o el espejo que le muestra quién realmente es.
5. Una evolución creíble
Tus personajes deben comenzar la historia de una forma y terminarla de otra, después de haber enfrentado desafíos que los transformen.
La clave está en hacerlo de manera sutil pero significativa. No tienen que resolver todos sus problemas, pero deben dar pasos hacia el futuro. Los personajes vivos evolucionan. Sus experiencias en la historia los transforman, para bien o para mal. El crecimiento (o la falta de él) es lo que los hace reales. Puede que el caballero arrogante aprenda humildad o que la joven idealista pierda su fe. Sea cual sea el arco, asegúrate de que sea genuino y satisfactorio.
6. Detalles que los hagan únicos
¿Qué hace que tu personaje sea memorable? Tal vez tiene una obsesión con los astros, siempre lleva una libreta para anotar sus ideas más raras o colecciona discos vintage. Los pequeños detalles son como las especias en una receta: no son el plato principal, pero marcan toda la diferencia.
Pro tip: crea una lista de peculiaridades para cada personaje. Cuanto más específico seas, más auténticos se sentirán.
7. Vístelos para impresionar, pero con propósito
La apariencia importa, sí, pero no solo para lucir genial en la portada del libro. La forma en que un personaje se presenta puede contar mucho sobre su vida y personalidad. ¿Por qué tu mercenario siempre lleva un colgante que parece fuera de lugar con su armadura? ¿Qué dice de tu exploradora el hecho de que su capa esté llena de remiendos? Cada detalle visual puede ser una pista que invite a los lectores a mirar más de cerca.
8. Crea historias dentro de la historia
Los mejores personajes tienen una historia propia antes de que empiece la trama principal. Esa cicatriz en la mejilla no está ahí solo para intimidar; tiene un origen que podría conectar con el villano principal o con una decisión crucial que tomaron hace años. Incluso si ciertos detalles no llegan a las páginas, tú necesitas saberlos.
Un personaje con pasado tiene profundidad, y esa profundidad se siente en cada palabra y acción.
9. Mézclalos con el mundo
Un personaje no existe en un vacío. Su cultura, su entorno y sus relaciones son tan importantes como su psicología. ¿Cómo afecta su vida ser un enano en una sociedad gobernada por humanos? ¿Qué impacto tiene su magia en cómo otros los perciben o temen? Diseña personajes que interactúen con el mundo de manera creíble y enriquecedora.
6. Dales voz propia
El diálogo es donde tus personajes realmente cobran vida. Cada uno debe sonar como ellos mismos, no como tú. Un ladrón callejero hablará muy diferente a un mago erudito, y eso es lo que los hará memorables. Experimenta con su tono, ritmo y expresiones únicas.